La ilusión contraataca

Habitualmente, los profesores oímos comentarios como “¿para qué sirve esto?” o “esto no sirve para nada”, que en realidad son una protesta y un pequeño acto de rebelión de nuestros alumnos  contra  el sistema educativo.

Ejemplo protesta
marco allasio at Pexels

La respuesta más rápida y evidente es “para aprobar el examen”, y todos hemos contraatacado con esta frase alguna vez, ¿verdad?, aunque no creo que sea la mejor, a pesar de su indudable verdad.

Otras veces, invertimos nuestras energías en intentar convencer a los desmotivados alumnos con argumentos del estilo de “para tener más cultura”, “el saber no ocupa lugar”, (el refranero siempre es un recurso), que no nos convencen ni a nosotros mismos, aunque sean ciertos.

Pero nuestra arma más poderosa como docentes es la ilusión, porque la ilusión por aprender puede ser una fuerza muy potente. Y para transmitirla, primero debemos sentirla nosotros.

Aunque está claro que es más fácil ilusionarse en el terreno de las aficiones, que son más libres y no tienen que ceñirse a programas, ni a diseños curriculares, ni horarios, ni presupuestos… También deberíamos ser capaces de mantener la ilusión en nuestro trabajo, pese a los condicionantes, y contagiarla.

Porque, en realidad, profesores y alumnos estamos unidos haciendo una tarea. Así que dejémonos llevar por la curiosidad, mimemos la ilusión de aprender, el deseo emocionante de descubrir algo nuevo cada día.

En fin, la enseñanza puede ser un constante aprendizaje no solo para los alumnos, sino tambien para los profesores, un emocionante viaje de descubrimiento hacia destinos desconocidos.

Podéis llamarme soñadora, utópica o inocente,  sí, ¡y a mucha honra!

¿Solo palabras?

Algunos nutricionistas dicen que somos lo que comemos. Podemos estar de acuerdo con la expresión, o verla excesiva, pero está claro que hay una relación entre la forma de comer y la salud. Es evidente que si todos los días nos ponemos morados a hamburguesas y pizzas, nuestra salud se resentirá.

Y os preguntaréis qué hago hablando de comida en este blog. Pues nada, porque de lo que quiero hablar es de palabras, (esto es un blog de gramática, no de cocina).

Ravi Kant at Pexels

Tal vez podríamos decir que somos nuestras palabras. O tal vez sea un poco exagerado… Pero está claro que nos comunicamos con ellas: hablamos con los demás seres humanos, hablamos con nuestras mascotas, incluso hablamos solos.

Si os fijáis, hay muchísimos refranes y frases hechas sobre ellas: “A buen entendedor, pocas palabras bastan”, “te doy mi palabra de honor”, “a palabras necias, oídos sordos”, “palabras mágicas”… Muestra de que tradicionalmente se le da mucha importancia a la palabra.

Con las palabras acariciamos, con ellas amamos, damos cariño y consolamos. Sobre todo ahora que no debemos tocarnos. Nuestras palabras llegan a aquellos que queremos y que están lejos, porque trascienden el espacio y el tiempo.

Cuidemos nuestras palabras para que expresen lo que realmente sentimos y para que sean una forma de entendernos mejor a nosotros mismos y al mundo.  

¿Son solo palabras? No lo creo.

Muros de teléfonos

Cuando un año acaba, tendemos a reflexionar sobre lo vivido en ese tiempo. Sentimos el deseo de echar un último vistazo al año que termina, antes de empezar el siguiente.  

Gif perro pensando

¿Y qué podríamos decir del 2020? ¡De todo!

Aunque aquí sólo voy a compartir una de las muchas reflexiones que hice, (igual que vosotros, imagino), durante el confinamiento: somos adictos a los móviles.

Allá por marzo, cuando tuvimos que quedarnos en casa y sólo podíamos salir para las gestiones esenciales, empecé a ver desde mi ventana que los afortunados que tenían perro y podían pasear con él no paraban de mirar su teléfono.

Me dejó impresionada. Estábamos confinados, obligados a pasar todo el día encerrados, y dedicábamos esos pocos minutos en que podíamos salir a mirar el móvil.

Hace tiempo que me fijo en esto: cuando voy en autobús nadie levanta los ojos hacia nadie, ni mira por la ventanilla, porque todos van pendientes de sus pantallas. Si salgo a caminar, veo gente que pasea con los ojos puestos en el teléfono todo el tiempo, incluso conduciendo algunos no pueden dejar de mirar su móvil.

El teléfono, por definición, es un medio de comunicación, no deberíamos transformarlo en un medio de incomunicación.

Debería servir para acercarnos a aquellos que están lejos, pero sin olvidar a los que tenemos delante. Debería ser una ventana a otros mundos, pero sin olvidar el mundo ante nuestros ojos. No deberíamos utilizarlo como un muro para separarnos. Y esto me lleva a un poema de KAVAFIS que me acompaña desde hace muchos años, “Murallas”:

Poema "Murallas"

Y vosotros, ¿qué reflexiones hicisteis durante el confinamiento?, ¿estáis de acuerdo conmigo en que los móviles pueden construir muros? ¡Cuéntamelo en un comentario o en el Facebook!

Tiempo

Calma. Serenidad. Reflexión. Paciencia. Concentración.

Estos conceptos no están de moda, ya no se llevan. Como si estuviésemos hablando del largo de una falda, del ancho de un pantalón, o de unas hombreras. Si pudiésemos sacar estas prendas del armario lingüístico y tirarlas a la basura… Lo haríamos, las tiraríamos al contenedor sin dudar. 

La mujer y el hombre moderno quieren aprovechar el tiempo, así que hacen varias cosas a la vez: ven la tele y contestan wasaps , leen una novela al mismo tiempo que ven una serie, hablan con amigos mientras echan un vistazo a un vídeo en youtube…

La multitarea es un engaño. Sí, podemos hacer varias cosas a la vez, también podemos pasar varios días sin comer o sin dormir pero no es sano, ni agradable, ni provechoso, ni tiene sentido.

Además, la hiperactividad, el déficit de atención, la ansiedad y el estrés aumentan día a día en nuestra sociedad. Son problemas muy complejos que no se deben a una única causa y que deben ser analizados por especialistas, pero ¿no veis a dónde quiero llegar?, ¿no habrá alguna relación entre estas patologías y el ritmo de vida que nos empeñamos en llevar?, ¿no deberíamos meter el freno y pararnos a pensar en lo que hacemos?

Con las prisas y el estrés no estamos aprovechando el tiempo, no os engañéis, sino todo lo contrario, lo estamos perdiendo miserablemente.

Les estamos dejando a los hombres grises que nos roben nuestro valioso tiempo, y no tenemos a Momo para impedirlo, así que tendremos que hacerlo nosotros mismos. Con calma, serenidad, reflexión, paciencia y concentración.

Superhéroes y eruditos

¿Las películas de superhéroes salvando el mundo y con unos efectos especiales que te dejan pasmado en la butaca? Me encantan, igual que a vosotros, imagino. Son geniales y me gusta verlas. 

Ahora viene lo que ya no me gusta tanto: la idea de estar esperando pasivamente al elegido, (que normalmente es un hombre) para que arregle todo, pues no sé, a estas alturas de mi vida ya no me hace tanta gracia. Y que la solución se consiga mediante guantazos y bombas… puff… tampoco sé si me hace todavía menos gracia o ya me da la risa.

Por eso hoy os voy a hablar de una película de ciencia ficción diferente, “La llegada”, un peliculón. El planteamiento de la historia es la aparición de alienígenas en la tierra, la confusión que se crea, y cómo el ejército recurre a una experta en lingüística, la Dra. Louise Banks interpretada por Amy Adams, para que intente comunicarse con ellos y averiguar que intenciones traen.

Lo que me encanta de la película es que la esperanza esté en una lingüista, que es la única que puede salvar el mundo, (no os diré si lo consigue o no, para no destriparle el final a nadie). Y las armas que utilizará la Dra. Banks son el conocimiento y la investigación.

También me gusta porque me hizo pensar en la importancia de la comunicación, el lenguaje, el pensamiento y la construcción de la realidad. Temas que le encantan a cualquier filólogo. 

Además, me hizo mucha ilusión que al principio de la película la Dra. Banks estuviese explicando a sus alumnos que el portugués tiene su origen en el galego-portugués, en el Reino de Galicia en la Edad Media, y sigue diciendo que en él la lengua se consideraba una expresión artística. Y yo soy muy fan de la lírica galego-portuguesa medieval, así que estaba todavía más encanta con la referencia

Y una ráfaga de humor absurdo que chispeó en mi mente después de la película: los alienígenas son seres heptápodos, es decir, tienen siete patas. Así que creo que si hubieran aterrizado en Lugo, habrían acabado “á feira”

Por todas esas razones, hay una entrada sobre “La llegada” en un blog de gramática de una filóloga que vive en Lugo.

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