¿Solo palabras?

Algunos nutricionistas dicen que somos lo que comemos. Podemos estar de acuerdo con la expresión, o verla excesiva, pero está claro que hay una relación entre la forma de comer y la salud. Es evidente que si todos los días nos ponemos morados a hamburguesas y pizzas, nuestra salud se resentirá.

Y os preguntaréis qué hago hablando de comida en este blog. Pues nada, porque de lo que quiero hablar es de palabras, (esto es un blog de gramática, no de cocina).

Ravi Kant at Pexels

Tal vez podríamos decir que somos nuestras palabras. O tal vez sea un poco exagerado… Pero está claro que nos comunicamos con ellas: hablamos con los demás seres humanos, hablamos con nuestras mascotas, incluso hablamos solos.

Si os fijáis, hay muchísimos refranes y frases hechas sobre ellas: “A buen entendedor, pocas palabras bastan”, “te doy mi palabra de honor”, “a palabras necias, oídos sordos”, “palabras mágicas”… Muestra de que tradicionalmente se le da mucha importancia a la palabra.

Con las palabras acariciamos, con ellas amamos, damos cariño y consolamos. Sobre todo ahora que no debemos tocarnos. Nuestras palabras llegan a aquellos que queremos y que están lejos, porque trascienden el espacio y el tiempo.

Cuidemos nuestras palabras para que expresen lo que realmente sentimos y para que sean una forma de entendernos mejor a nosotros mismos y al mundo.  

¿Son solo palabras? No lo creo.

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