Podemos definir texto, para empezar, como un conjunto de enunciados, unidos de manera coherente, que transmiten un mensaje con sentido completo.
Ahora voy con una comparación: ¿subiríais una montaña con chanclas y sombrero de copa?, ¿haríais deporte vestidos de soldados imperiales, o iríais disfrazados de guerreros a una reunión del colegio?, no, verdad, no tendría sentido, sería una locura.
Del mismo modo, un montón de frases sobre distintos temas que no estén unidas entre sí no son un texto, son un desastre.
Un texto debe ser coherente, es decir, debe tratar sobre un único tema, porque si al hablar o escribir saltamos de una idea a otra totalmente diferente nadie nos entenderá.
El texto también debe ser adecuado, es decir, debe ajustarse a la situación, al receptor, y al tema. En la lengua oral se ve muy bien, por ejemplo, no hablamos igual con un niño pequeño que con un adulto; ni utilizamos las mismas palabras en una situación seria, charlando con alguien que apenas conocemos, que con amigos en un ambiente de fiesta.
Finalmente, los enunciados de un texto tienen que estar cohesionados, enlazados de alguna manera, no están sueltos. Ahora te preguntarás, ¿y cómo los unimos?, tenemos varios pegamentos, (o cementos), para unir los enunciados.
Si quieres saber más de la cohesión, y ver ejemplos, lee esta entrada.
En fin, no vayas a la montaña en chanclas, ni hagas textos incoherentes, sin sentido y sin unidad, no es buena idea, créeme.