Siempre me ha gustado imaginar los idiomas como seres vivos que crecen y cambian.
Quizá sea porque tiendo a personificar todo lo que me rodea, y como profesora de lengua estoy siempre dándole vueltas a las palabras, que son mis compañeras de trabajo, mi herramienta y mi pasión.
En fin, aquí quiero explicaros que los significados cambian con el paso del tiempo, lentamente.
Así, la relación entre significante y significado es fija y estable si la observamos en un determinado momento, (sería un caos que una palabra hoy significase una cosa y mañana otra). Pero, si analizamos estos significados a lo largo del tiempo, vemos que evolucionan. Este es el cambio semántico.
Hay muchos ejemplos, y suelen ser muy curiosos:
Azafata, en su origen, era una sirvienta de la reina que se ocupaba de su ropa y sus joyas. Actualmente, en cambio, todos sabemos que los azafatos y las azafatas son las personas encargadas de atender a los pasajeros en un transporte y de ayudar a los asistentes a eventos o espectáculos.
Otro caso divertido es el significado de discoteca, que ha evolucionado desde colección de discos o mueble donde guardarlos, a lugar público donde se sirven bebidas y se baila al ritmo de la música.
Estos cambios semánticos pueden ser de muchos tipos y por muchas causas. Por ejemplo, en el ojo de la aguja, ojo ha adquirido un significado metafórico, y en ratón, esta palabra ha ampliado su significación para emplearse en el campo de la informática.
En resumen, el significado de las palabras cambia lentamente y se adapta a las transformaciones del mundo y sus hablantes. Es todo un universo por descubrir.