Todos sabéis que los ántonimos son contrarios: frío-caliente, amor-odio… Pero lo que tal vez no tengáis tan claro es que hay tres tipos.
Antónimos graduales: como su nombre indica, admiten puntos intermedios. Por ejemplo, frío y calientes, porque existe el grado templado.
Antónimos complementarios: la existencia de uno, implica que el contrario no puede existir. Por ejemplo, vivo y muerto.
Porque los no muertos, como los vampiros o los zombies, sólo existen en la literatura y en la pantalla, así que no los tendremos en cuenta.
Antónimos recíprocos: la existencia de uno, implica la existencia del otro. Por ejemplo, para que alguien sea padre, debe tener un hijo. Comprar y vender también son antónimos recíprocos.